Viajar a donde el viento nos lleve…
AVENTURA EN GLOBO AEROSTÁTICO
¿A qué mente “alocada” se le ocurrió que una canasta atada a un montón de tela podía elevarse? ¿Cómo es eso de dejarse llevar “irresponsablemente” al lugar que caprichosamente nos lleve el viento? ¿Viajar en una canasta? ¿Cómo así?
Volar en un globo aerostático es una aventura completa, tanto que, desde su propia invención, parece una historia extraída de algún cuento infantil o de una película de ciencia ficción…
Por: Germán Briceño / german@travesiamagazine.com
Antes de contarles detalles de lo que vivimos para escribir esta nota, queremos acercarlos a la historia de este tipo de vuelo tan particular y a la de quien nos permitió acompañarlo “a su oficina” en las nubes colombianas:
La historia concede su creación a los hermanos franceses Joseph y Jacques Montgolfier a finales del siglo XVIII (sin embargo, existen evidencias de que su verdadero creador fue el jesuita Bartolomeu Lourenço de Gusmão quien había inventado antes la primera máquina voladora aerostática). Los Montgolfier eran hijos de un fabricante de papel y mientras jugaban un día con bolsas hechas de ese material, invertidas sobre el fuego, descubrieron que las mismas subían hasta el techo, lo cual les motivó a realizar otras pruebas hasta que finalmente pusieron a volar en una canasta a un pato, un gallo y una oveja. Esto se realizó en Versalles ante Luis XVI de Francia, con objeto de que diera su permiso para un siguiente ensayo de vuelo con seres humanos. El 21 de noviembre de 1783, Pilâtre de Rozier y el marqués d’Arlandes hicieron el primer vuelo tripulado por humanos. Su travesía aérea duró 25 minutos a unos 100 metros de altura sobre París, logrando una distancia de 9 km.
Volar libremente “a donde el viento nos lleve¨ parece algo utópico, sacado de alguna historia escrita por el célebre artífice literario de aventuras Julio Verne; lo cierto, es que esta antigua manera de viajar por el aire, aún sigue vigente, manteniendo su “elegante romance” con las nubes, que contrastan lo imponente de su estructura, vinculante y dependiente al “salvaje y poderoso rugido del dragón”, que representan sus quemadores alimentados con gas propano.
En Colombia sobran los dedos de las manos para contar los pilotos que ofrecen esta travesía aérea de forma comercial y abierta al público. Quizás es justamente eso lo que otorga el toque mágico a esta fantástica y memorable experiencia. Uno de ellos es Iván Vásquez, quien desde el año 1978 ha permanecido activo sumando horas de vuelo a su bitácora, que –por cierto- no ha sido únicamente en globo: Vásquez voló a nivel nacional, por más de una década, aviones comerciales y a la fecha alcanza un lustro como piloto de aeronaves dedicadas a operaciones con paracaidistas deportivos. Pero sus habilidades de vuelo no están circunscritas a este tipo de aeronaves, para orgullo nacional y también latinoamericano, Iván Vásquez, “El Capitán”, también es piloto de dirigibles —el único acreditado en Colombia y uno de los pocos que existen en el mundo… Tamaño orgullo para el país y para su familia, que ya está bien orientada hacia las nubes también, pues, como era de esperarse, “hijo de gato, caza ratón…”
«Volé en México, sobre las pirámides de Teotihuacán, y, para el día del fin del mundo según el calendario maya volé sobre la región de ellos … y lo único que se acabó fue el tequila… ¡Había mucho turista en esa zona!» nos comentó, entre risas y más anécdotas, El Capitán de la inmensa esfera de colores, en la que, previo al despegue desde Guasca, pudimos hasta “jugar” y tomarnos fotografías desde su parte interior, la cual, es inicialmente soplada por inmensos ventiladores, que la cargan de aire y que luego -en el momento preciso- es calentado por tres inmensos quemadores, para que pueda levantarse el gigantesco globo, hasta que logra su forma erguida y tras unos “rugidos de fuego” adicionales y constantes, comience el tan esperado y anhelado ascenso a lo sublime.
La sensación de flotar y dejarse llevar libremente hacia las nubes y mostrar el escenario que se logra contemplar desde la particularidad de una canasta flotante, es algo que no puede ser descrito con precisión. ¡Sencillamente, hay que vivirlo! La aventura es constante, pues hasta el lugar de su aterrizaje es algo que no puede ser definido con exactitud. Para la tranquilidad de los pasajeros, el vuelo suele durar unos 45 minutos y el piloto mantiene contacto radial permanente con el equipo de rescate 4×4 que está siempre atento y supervisando la travesía aérea desde posiciones estratégicas.

Guasca es un pueblo de origen precolombino. En su momento se encontraba habitada por los muiscas, grupo étnico indígena. Actualmente es un municipio ubicado en el Departamento de Cundinamarca, en la región del Guavio. Limita al norte con el Municipio de Guatavita, al Oriente con el Municipio de Junín, al sur con los Municipios de La Calera y Fómeque y por el occidente con el Municipio de Sopó.
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Los vuelos libres en globo con el Capitán Vásquez y su esmerado equipo de logística y rescate en tierra se realizan a primera hora de la mañana (6:00 am) los fines de semana, desde Guasca en el departamento de Cundinamarca, a escasos 50 km de la ciudad de Bogotá. Quienes estén interesados en sumar esta increíble experiencia a sus vidas, pueden contactarlos a través de los siguientes canales:
info@skyadventurecolombia.co